6 de septiembre de 2011
SIERRA DE TOLOÑO
Araba se asoma sobre la Rioja Alavesa desde la Sierra de Toloño. Sitio curioso este en el que, en apenas unos pasos, se pasa de un paisaje típicamente norteño, húmedo, con cerrados bosques de hayas a uno mediterráneo, seco y con una vegetación a base de encinas, enebros, pinos de repoblación y, a sus pies, un interminable mar de viñedos que se extienden de oeste a este desde las Conchas de Haro, hasta donde se pierde la vista y rebasando el Ebro hacia el Sur.
Desde el Parque de San Ginés (640 mts ), en Labastida, en poco más de hora y cuarto se llega a la meseta que da paso a la vertiente norte y es punto de inicio para ascender a las diferentes cimas que constituyen el cresterío de la Sierra. Dado el escaso desnivel que hay desde este punto a cada una de las cimas, lo más interesante es recorrerlas todas, empezando por la más oriental (hay un vértice geodésico de referencia que, como podréis observar, sirve hasta para instalar una estación portátil de radioaficionado), por ejemplo. La única cima que requiere un poco de atención es la que da nombre a la Sierra ya que, hay muy poco sitio para manejarse y es bastante aérea. Como referencia, hay una pequeña cruz de hierro para identificarla (1271 mts).
De cualquier modo, tal vez, los aspectos montañeros no son los más interesantes sino todo lo que hay en el entorno, sobre todo las ruinas del Monasterio de Nuestra Señora de Toloño (Santuario de Nuestra Señora de los Angeles), construido en los siglos XIV y XV, abandonado por la dureza del clima y, terminado de destruir durante la Primera carlistada.
La verdad es que impresiona pasar por debajo de ellas ya que da la sensación de que, en cualquier momento, se te pueden venir encima los restos que aún quedan en pie. Sin embargo merece la pena acercarse hasta los restos para ver aquél desperdicio. Todo aquel montón de piedras, unas aún en su sitio y, otro montón esparcidas por los alrededores, tienen su única defensa en su propia esencia. Son bloques de piedra que pesarán del orden de 150 kilos cada uno. Si no ¡de qué iban a estar allí aún!. No estoy hablando de simples bloques de piedra sillar sino de piedras talladas. Alguien se las acabará llevando (y, lamentablemente, no voy a ser yo).
Al pie de las ruinas se puede ver lo que queda de una de las dos neveras construídas a finales del siglo XVII y que servían para mantener la nive, bien prensada y endurecida, hasta bien entrado el verano. (Si alguien tuviera curiosidad, si pasa por el alto de Urkiola, tiene la oportunidad de ver una nevera reconstruida y con los pertinentes paneles informativos sobre su funcionamiento).
Tanto en la subida como en la bajada se pasa por la La Ermita del Humilladero. No quedan más que las paredes en pie y, ciertamente, el único interés que tiene es que constituye un punto de referencia en el camino.
Aquí adjunto el enlace del video que acabo de subir a Youtube:
Araba se asoma sobre la Rioja Alavesa desde la Sierra de Toloño. Sitio curioso este en el que, en apenas unos pasos, se pasa de un paisaje típicamente norteño, húmedo, con cerrados bosques de hayas a uno mediterráneo, seco y con una vegetación a base de encinas, enebros, pinos de repoblación y, a sus pies, un interminable mar de viñedos que se extienden de oeste a este desde las Conchas de Haro, hasta donde se pierde la vista y rebasando el Ebro hacia el Sur.
Desde el Parque de San Ginés (640 mts ), en Labastida, en poco más de hora y cuarto se llega a la meseta que da paso a la vertiente norte y es punto de inicio para ascender a las diferentes cimas que constituyen el cresterío de la Sierra. Dado el escaso desnivel que hay desde este punto a cada una de las cimas, lo más interesante es recorrerlas todas, empezando por la más oriental (hay un vértice geodésico de referencia que, como podréis observar, sirve hasta para instalar una estación portátil de radioaficionado), por ejemplo. La única cima que requiere un poco de atención es la que da nombre a la Sierra ya que, hay muy poco sitio para manejarse y es bastante aérea. Como referencia, hay una pequeña cruz de hierro para identificarla (1271 mts).
De cualquier modo, tal vez, los aspectos montañeros no son los más interesantes sino todo lo que hay en el entorno, sobre todo las ruinas del Monasterio de Nuestra Señora de Toloño (Santuario de Nuestra Señora de los Angeles), construido en los siglos XIV y XV, abandonado por la dureza del clima y, terminado de destruir durante la Primera carlistada.
La verdad es que impresiona pasar por debajo de ellas ya que da la sensación de que, en cualquier momento, se te pueden venir encima los restos que aún quedan en pie. Sin embargo merece la pena acercarse hasta los restos para ver aquél desperdicio. Todo aquel montón de piedras, unas aún en su sitio y, otro montón esparcidas por los alrededores, tienen su única defensa en su propia esencia. Son bloques de piedra que pesarán del orden de 150 kilos cada uno. Si no ¡de qué iban a estar allí aún!. No estoy hablando de simples bloques de piedra sillar sino de piedras talladas. Alguien se las acabará llevando (y, lamentablemente, no voy a ser yo).
Al pie de las ruinas se puede ver lo que queda de una de las dos neveras construídas a finales del siglo XVII y que servían para mantener la nive, bien prensada y endurecida, hasta bien entrado el verano. (Si alguien tuviera curiosidad, si pasa por el alto de Urkiola, tiene la oportunidad de ver una nevera reconstruida y con los pertinentes paneles informativos sobre su funcionamiento).
Tanto en la subida como en la bajada se pasa por la La Ermita del Humilladero. No quedan más que las paredes en pie y, ciertamente, el único interés que tiene es que constituye un punto de referencia en el camino.
Aquí adjunto el enlace del video que acabo de subir a Youtube:



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